Desde mi nueva silla giratoria…

Vicente Herrera Márquez

Abro uno de mis libros virtuales, leo versos escritos ayer, mientras escribo otros que tienen fecha del otoño actual; inconscientemente intercalo unos con otros y se forma un poema que con tiempos distintos refleja sentimientos de hoy. Luego leo y pienso que todo es simple virtualidad.

Con la calma que dan los años
y el sosiego de los pies, otrora inquietos,
mi pluma, hoy, con ropaje de teclado,
aún cansada, no se resigna a la inercia,
y mientras sigue escribiendo
a mi voz le va traspasando palabras,
para que no se abandone al silencio.

“En la inmensidad de la nada
escribo historias sin tiempo,
y en el tiempo de la historia
voy dibujando la vida.”

Quiero pintar con palabras simples
el rostro hermoso que visita mis sueños;
recitar con palabras expresivas
la intensidad de la poesía que leí en el día;
cantar con voz de tenor callejero
esa canción imaginada que deleita mis oídos;
y escribir con el teclado y dedos inquietos,
las palabras que expresen con letras nuevas,
un poco o todo de esta peregrina virtualidad.

“Por los confines de espacios virtuales
voy trazando senderos en verso,
a la vez que en las huellas olvidadas
voy encontrando trayectos perdidos,
que extravié en el pasado
cuando apurado buscaba futuro”

Desde mi silla que gira frente a una pantalla
veo una secuencia de imágenes en movimiento,
que van mostrado cientos de rostros
y trayendo a la memoria rastros de mi tiempo.
Todo gira, la pantalla, las letras, el tiempo y la vida.
Gira lo real, lo irreal, lo imaginado y también lo virtual.
También gira como calesita mi nueva silla giratoria
y entre giro y giro, sigo pensando e intentando escribir.

“En la inmensidad de la nada
escribo historias sin tiempo,
y en el tiempo de la historia
voy dibujando la vida”