Alas para llegar

Vicente Herrera Márquez


Allá lejos, lejos, lejos, lejos… muy lejos… lejísimo,
vive la razón y musa que alteró mis sentidos,
cambió mi rumbo y me dio tiempo extra.
Está tan lejos que caminando yo no llegaría,
nadando imposible… es muy ancho el mar,
la única forma es volando, pero… alas no tengo
y el billete de avión no cabe en mi bolsillo.

¿Qué hacer? Vender los muebles,
el auto y el computador,
o tal vez mis poemas?
No sé… los muebles están muy viejos,
el auto bastante usado y el computador gastado.
¿Y los poemas? Son carísimos,
pero seguro que por ellos,
nadie me daría un cinco.

Por lo tanto ella seguirá esperando mientras pueda,
quiera, y no mire hacia un costado,
por el tiempo que yo tarde en fabricar alas
y luego, ya exhausto, logre aprender a volar.
Siempre que el tiempo, las esperanzas, los sueños,
la vida, los deseos y las circunstancias lo permitan.